15 | 10 | 2022

ACROSS THE HORIZON/ATRAVESAR EL HORIZONTE

Amanda Carmona Bosch | Betsy Padín | Frances Gallardo | Ivelisse Jiménez | Nayda Collazo-Llorens | Olga Albizu | Awilda Sterling Duprey | Cybelle Cartagena | Inés Aponte | Livia Ortíz | Noemí Ruiz | Suzi Ferrer

Olga Albizu | Sin Título, Circa 1970 | Óleo sobre canvas board | 10” x 8”

(Des) afectos e impermanencia

Para la muestra inaugural de la segunda sede de la galería km0.2 titulada Across the horizon | Atravesar el horizonte, se presentan doce mujeres artistas quienes producen obra bidimensional abstracta. Aunque consta de una selección limitada de participantes, la selección de obras presenta la pluralidad de las vertientes abstractas: desde las preocupaciones formales del campo de color a las abstracciones que crean el lente macro de la cámara fotográfica, la experimentación de la forma, del tema, de la serialidad, del gesto/trazo, de los materiales y los soportes.

La colectiva es una modesta aportación a las numerosas exhibiciones que han visibilizado el rol fundamental de mujeres artistas en el desarrollo de la abstracción, pero que fue minimizado por la historia del arte occidental. La tarea de revisar las narrativas patriarcales, permite revaluar la importancia de las contribuciones de estas artistas para la plástica local e internacional [1]. Por tal razón, el título de la exhibición, Across the horizon | Atravesar el horizonte sugiere la abstracción como una toma de acción: es un acto tanto de rebeldía como de solidaridad, que permitió romper las ideas preconcebidas del arte occidental y las autoridades que lo narraron.

En el mundo físico, el horizonte es el punto de encuentro entre el cielo y la tierra; el contorno más elemental y prominente de nuestro mundo visual. A partir del Renacimiento, se convierte en el referente fundamental en la pintura occidental debido al tratado De pictura (De la pintura, publicado en 1450) de Leon Battista Alberti. El florentino redactó una teoría del arte basada en los principios de geometría y óptica. En el primer libro del tratado, el autor esboza los pasos de la perspectiva lineal, un artilugio matemático que permite transcribir nuestro entorno a través de la organización de líneas en referencia a un punto de fuga ubicado en el horizonte. La gran acogida de la publicación por artistas de la segunda mitad del cuattrocento, fomentó y estandarizó la creación de imágenes que imitaran correctamente la naturaleza, produciendo una ilusión convincente de nuestro mundo natural tal cual lo percibe el ojo humano.

La perspectiva lineal, por ende el horizonte, dominó las artes plásticas occidentales por casi quinientos años. No fue hasta principios del Siglo XX que se cuestiona la teoría albertina: la pintura como ventana o espejo de la realidad. La abstracción y, sobre todo, la vertiente no objetiva, fue la que finalmente quebró la hegemonía de la perspectiva lineal y el arte ilusionista. La narrativa de la historia del arte universal, acredita las acuarelas del 1913 del artista ruso Wassily Kandinsky como las primeras obras completamente abstractas en Occidente. No obstante, recientes hallazgos señalan que la artista sueca Hilma af Klint, escasamente conocida por el ‘establishment’ de la historia del arte occidental hasta finales del Siglo XX, es, de hecho, la pionera del arte no-objetivo del arte occidental, con obras datadas cinco años antes que las de Kandisky.

El caso de Puerto Rico, como declaró la historiadora de arte Marimar Benítez, es especial. A pesar de que es conocimiento general que Olga Albizu [2] es la pionera del arte no objetivo en la isla, el énfasis del discurso de un arte nacional puertorriqueño, el cual defendía la figuración como equivalente a una conciencia nacional y la abstracción como una enajenación nacional [3], llegó a una marginalización de ciertos lenguajes abstractos. No obstante, aunque el establishment académico –y artístico- en un momento condenó la abstracción, las generaciones que siguieron a Albizu continuaron desarrollando obras en los diversos estilos de la abstracción. Y las mujeres, tanto artistas como gestoras culturales, participaron activamente en su desarrollo.

En las décadas del sesenta y setenta, Ketty Rodríguez desde La Casa del Arte y Hélène Santiago, primero en Galería First Federal
y posteriormente en Galería Santiago, aportaron al desarrollo del mercado de artistas abstractxs proveyéndole un espacio de exhibición. La fundación de la Liga de Estudiantes de Arte de San Juan (1968) promovió la educación y exhibición de sus fundadoras, profesoras y estudiantes que trabajaron diversas vertientes de la abstracción. El impacto que logró el grupo FRENTE, estimuló la organización del Congreso de Artistas Abstractos de Puerto Rico (1984, 1986) que contaba con 25% de féminas en su membresía. En esa misma década, la Asociación de Mujeres Artistas de Puerto Rico (1983-1996) organizó exhibiciones en las que el 50% de las artistas trabajaban abstracción [4]. Ese empuje hacia la abstracción continuó en la entrada al nuevo milenio y el presente.

Pese al aval de múltiples generaciones a la abstracción, se formó un discurso unilateral que en Puerto Rico sobre la abstracción por muchos años: obras vacías, neutrales, decorativas, para el élite, incluso, hasta han sido acusadas de carecer compromiso. El discurso paternalista del arte de fácil comprensión [5] cancela por completo la abstracción como la creación de un lenguaje que responde y construye estructuras personales de quien lo crea, tanto como quien lo observa. Las doce artistas que xparticipan en la muestra Across the horizon están comprometidas en salir de los restringidos discursos anticuados, y están claras que para lograr salir, hay que atravesarlos.

Melissa M. Ramos Borges, Ph.D.